Conocerme es lo menos importante, leerme posee menos impartancia aún.
Sólo disfruta o enjuiciame,
Sólo amame u odiame.
Da igual lo que sientas, da igual si lo gritas o si lo cayas. Tus juicios son mios, mis palabras son tuyas, el desprecio es mi amigo, el consentimiento otro simple estraño.

Como en un principio dije, conocerme es lo menos importante. Dejaré que mi pluma cuente vestigios de lo que fui entre sus incoherentes líneas, líneas dedicadas al alma misma, a la paz cayada, o porque no, a las cálidas brisas.

Cierto es que en tu andar por las calles que fábrica mi pluma, puede ser que termines perdido o puede ser que termines odiando aun más a quién sostiene este caudal de tinta, que sólo vierte letras oscuras como la noche misma. Que sólo seduce a los misterios, a las ánimas.
Sólo disfruta o enjuiciame sabiendo a ciencia cierta que a todo, en lo absoluto, me dará igual.

Conocerme. No me hagas reir, para que condenarme a las letras de un Nombre, para que negarme a perderme en el olvido. Sólo odiame o amame.
Sólo enjuciame.