¡SPOILER/FRAGMENTO DE UNA PARTE DE UNA HISTORIA EN PROCESO!
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La habitación estaba en penumbras, apenas iluminada por la luz de la luna que se filtraba por las cortinas entreabiertas. El silencio pesaba tanto como el aire cargado de feromonas reprimidas.
Él dio un paso hacia adelante, con el ceño fruncido y la respiración entrecortada. Su voz salió quebrada, casi como un ruego.
—Por favor… escúchame. No quise herirte de esa manera. Fue un error, un momento de debilidad… no significa nada comparado contigo.
La otra figura, de pie frente a la ventana, no se giró. Los hombros temblaban apenas, aunque trataba de ocultarlo con un tono frío y afilado. Aunque las lágrimas no evitaban sobresalir sobre su piel morena.
—¿Un error? —repitió con amargura—. ¿Con él? Con mi mejor amigo… ¿eso es lo que llamas un error?— Dijo mientras apretaba su puño, como si así se librará de esa maldita pesadilla.
El primero extendió la mano, casi instintivamente, pero la retiró al sentir el rechazo en el aire.
—No dejo de arrepentirme, desde el instante en que pasó... No sé cómo repararlo, pero dame una oportunidad, te lo suplico…
Por fin el otro se volteó. Sus ojos estaban húmedos, rojos por el llanto contenido. La voz se quebró entre rabia y dolor.
—Te amaba con todo lo que soy. Te lo di todo… y aún así, no fui suficiente para ti...
El silencio volvió a reinar, pero esta vez era más cruel. La distancia entre ambos se sentía infinita, y aun cuando uno rogaba de rodillas, el otro solo podía sostenerse en pie gracias al rencor que lo mantenía erguido.