Lentamente se posicionó frente a mi. - ¿Estas asustada? - Pregunto con sorna . Sonrió con malicia. - ¿Pensaste que no me enteraría? ¿Olvidaste quien soy? - solto una risita, que fue en aumento y duró algunos segundos.
Su pequeña risa había sido suficiente para erizar mi piel, y sentir mis manos heladas.
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