–Tra…traigo mi auto, lo sigo –soltó Betty mirando de pronto hacia donde dejó su vehículo parqueado, pero permaneciendo entre sus brazos.
Podría obligarla a subirse con él, regresar mañana por el vehículo, incluso llamar a Marco para que lo recogiera…
Todo eso pasó por su cabeza, no obstante, también quería que Beatriz diera un paso, que fuera ella quien decidiera si le creía o si todo estaba perdido y no había caso.
–No se demore, doctora –sentenció con la voz ronca, viéndola negar con fervor hasta que ambos se dirigieron a su respectivo auto.