Una habitación vacía, un espejo roto y oscuridad,
La muerte se encontraba ya en la esquina,
Me había hecho una mala jugada de la cual ahora soy el perdedor.
Me ha dejado aquí, encarcelado dentro de un sucio espejo,
Mi máscara cayó y se desquebrajó,
Ya tan solo quedan cenizas y suciedad,
Ya solo restan débiles halos de luz hasta que me abandone a la suerte de la calavera.
Los sollozos se hicieron presentes,
Y los recuerdos se reproducían con fragilidad,
Las cadenas ahora eran rosas con espinas que se clavaban en mi piel
Las mismas rosas que dejaron sobre mi pesada lápida de temores.
Una carga tan pesada yace sobre mis hombros rompiendo mi columna,
Mientras que yo tan solo entre los barrotes intentaba recoger los trozos que quedaban,
Fingiendo ser perfecto y asomando una falsa sonrisa entre mis labios.
La muerte me había hecho una mala jugada,
Hurtó mi alma antes de que yo falleciera,
Antes de que mi hora hubiera llegado,
Antes que los lamentos y las flores marchitas hubieran caído del cielo;
Ahora solo era prisionero, y mi voz fue acallada antes de tiempo.
Mi condena era solo observar como todo se desmoronaba,
Dar un vistazo a mi putrefacta vida arrebatada
Que se fue desvaneciendo en el mismo instante
En el que la máscara se resbaló de mi oculto rostro,
Dejando expuesta mi antiestética alma,
Develando a la vista mi condena de morir estando vivo.
- JoinedSeptember 11, 2018
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