Se oían los gritos afuera en la plaza era algo de todos los días, estas bestias eran intolerables, cerraba mis ojos mientras intentaba concentrarme en los archivos encima de mi escritorio, era excelente imponiendo castigos que cualquier defensor de los derechos humanos se horrorizaría puff derechos humanos, desde que tengo memoria eso no existe, pero esas bestias que están gritando allí afuera se buscaron su suerte ellos mismos, nosotros solo llegamos a poner orden.
La primera parte de una historia que lleva años en mi mente