Soy Keila Y. Córdoba, 

pero ¿y eso qué?



Fui el No Te Rindas de Benedetti,

el Rayo Que Te Parte Los Huesos Y Te Deja Estaqueado de Cortázar; 



Fui la tinta y el café que acompañaron a Gabo durante sus 100 Años De Soledad.



Fui la armadura del Mio Cid,

los libros que enloquecieron a Quijana; 



fui la Canción De Grisóstomo de Cervantes,

el Viento Que Dijo de Mejía Vallejo;



Presencié el momento en que Verónica Decide Morir,

estuve en la Quinta Montaña,

también seguí a Brida de cerca, como a El Alquimista y A Orillas Del Río Piedras Me Senté Y Lloré;

sí, estuve ahí, justo en la mente de Coelho y no sólo por Once Minutos.



Fui la Santa Suerte de Franco

y pasé con él la Mala Noche, entre los Besos de Sangre de Frost.



Fui las dagas  y runas de los Cazadores de Sombras 

y estuve al pendiente de 

La Chica del Cabello de Fuego.



Fui las alas dispuestas a 

Volar Sobre El Pantano 

de Cuauhtémoc con 

Un Grito Desesperado.



Fui todo aquello y más.

¿Y eso qué?