El ambiente en la sala era solemne. Amane, la esposa del patrón Ubuyashiki, permanecía junto a su esposo, quien se sentaba en su habitual posición serena, rodeado de la calma que siempre irradiaba. Aoi y Kanao flanqueaban a Shinobu, quien parecía más pequeña que nunca. La normalmente estoica y segura Insect Hashira tenía un nudo en la garganta que no la dejaba hablar.
El patrón aguardó en silencio, su expresión paciente pero firme. Amane lo miró brevemente, preocupada, pero no dijo nada, dejando que la tensión se desarrollara.
Shinobu apretó las manos sobre su regazo. Sentía su corazón latir con fuerza y el sudor frío recorrer su espalda. Finalmente, reunió el coraje necesario.
—Patrón...—dijo en voz baja, su tono casi inaudible. Tragó saliva, intentó recomponerse, y continuó, aunque su voz temblaba—. He venido... a disculparme y a informar sobre algo... importante.
Los ojos del patrón permanecieron serenos, pero su atención estaba fija en Shinobu.
—Tómate tu tiempo, Shinobu. No necesitas apresurarte—respondió, su tono cálido y alentador.
Shinobu cerró los ojos, luchando contra las lágrimas que querían salir. Al fin, dejó escapar las palabras que había contenido durante tanto tiempo.
—Estoy... estoy embarazada.
El silencio en la sala fue inmediato, como si el mundo mismo hubiera dejado de girar. Aoi abrió los ojos como platos, llevándose una mano a la boca, mientras Kanao se quedó completamente muda, mirando a Shinobu como si no pudiera procesar lo que acababa de escuchar.