La concepción de la vida humana como un proceso cuyo propósito fundamental radica en la perpetuación y evolución de la especie ha sido una visión arraigada en diversas corrientes filosóficas y científicas a lo largo de la historia. Desde esta perspectiva, la procreación y el progreso genético se erigen como los motores primordiales de la existencia, eclipsando la relevancia de los sentimientos y emociones individuales. En este paradigma, las experiencias emocionales son consideradas meras derivaciones secundarias de la búsqueda instintiva por la supervivencia y la reproducción.
Bajo esta premisa, la supervivencia se erige como el único imperativo verdaderamente trascendente, relegando a un segundo plano la riqueza de los afectos humanos. Desde esta óptica utilitaria, los sentimientos son meros epifenómenos, efímeras manifestaciones que carecen de importancia intrínseca en comparación con la perpetuación y la mejora de la especie. Así, la vida se convierte en un ciclo incesante de reproducción y adaptación, donde los individuos son meros vehículos biológicos en la búsqueda implacable de asegurar la continuidad de la línea genética.
En esta visión, el significado último de la existencia humana reside en la capacidad de trascender individualmente para contribuir al avance colectivo de la especie, en una sucesión interminable de generaciones que se suceden en pos de un único propósito: sobrevivir y evolucionar.
- En algún lugar de la existencia propia
- JoinedSeptember 14, 2021
Sign up to join the largest storytelling community
or
Story by Bael://Becker._
- 1 Published Story
𝐂𝐀𝐔𝐓𝐈𝐕𝐀𝐃𝐎-𝐉𝐉𝐊
95
8
4
Uno siente primero, el otro aguanta, y entre ambos crece una tensión contenida, un vínculo difícil de nombrar...