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-Isa -habló mi hermano a mi lado- debemos ir a tomar la locomoción... vamos, es tarde.
-Ajám... -murmuré observando por última vez la escena que me había roto segundos atrás-
Puse mi casaca celeste abrigando mi cuerpo rápidamente, mi bolso cruzado sobre mi pecho y comencé el camino a la salida del teatro junto a mi hermano menor.
-¿Quieres hablar? -preguntó una vez en el vagón de metro, por suerte este venía semi-vacío-
-¿De que quieres que hable Amaro? -murmuré sin animos mirando hacia la luz de la siguiente estación de metro-
-Sobre Kaori y Nataniel -comentó mirándome con firmeza-
Quién diría que mi hermano, menor por 6 años, se daría cuenta de ello.
-No sé de que estás hablando -intenté pasar por alto lo dicho por el menor, concentrándome en mantener mi mirada frígida-
-Sí, sí, como digas, como si uno no notara las miradas robadas que le dabas a Nataniel, aunque bueno, Kaori tambien se daba cuenta de ello, nuevamente lo hizo, antes con Diego, ahora con Nataniel, ¿que más se puede esperar?.. ¿quieres maní? me alcanza para dos, pero tu pagas taxi hasta la casa.
-Eso es una estafa -comenté riendo... aunque las palabras de mi hermano menor habían calado en mí por completo, solo quería distraerme, ya luego vería como alejarme de aquellas malas juntas- esta bien, pero sin sal.
-Dos, uno sin sal y uno salado -pidió mi hermano las bolsitas de maní al vendedor ambulante, para luego entregarme mi pedido-
El camino continuó sin interrupciones más que el relajante sonido de el metro-tren sobre las vías, camino a casa, a mi cuarto, al lugar en que podría dejar salir aquellos tormentos que no mostraba a nadie mas.
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Si llegaron hasta aquí, los amo que nunca falten brillitos en sus vidas ✨