La luna es persuasiva, elocuente. Entre las pláticas de los mortales, la voz de ella resalta hábilmente. Me cuenta sobre cuando un cuerpo celestial de ella salió, como aquel ser le ganaba en belleza -aunque no podía negarlo, ambos hacían una perfecta combinación-. El cabello de ella, me describía, estaba lleno de flores haciendo deslumbrar las rosas que un olor imperturbable desataban, las ninfas eran quienes la vestían siendo afortunadas al ver su cuerpo bañarse en las más grandes cascadas. ¿Por qué cuando te veo a ti siento que encontré a ese ángel que me describían como alguien infernalmente inocente?, simplemente me caigo, de las rocas me sostengo sin poder creer tu belleza etérea.
