Puede ser que para el mundo tus lágrimas no valgan nada, sin embargo para Dios valen demasiado. Él conoce el dolor, la desilusión, la tristeza, o quizá la impotencia que hay en cada una de ellas. Es tu Padre y conoce eso que tanto quieres pero sabe lo que realmente necesitas; puede que Dios trabaje en silencio más no por ello significa que no te escucha o que te ha abandonado. Grábate estás palabras en tu corazón: "Dios nunca cierra sus oídos a tu petición, y mucho menos cierra su corazón a tu dolor"
Entrégale todo a Él, que importa si tu corazón está roto ¡Él hace nuevas todas la cosas! Él puede cambiar tu lamento en alegría, tan sólo es cuestión de FE.
¡Ánimo! Antes de hacerte feliz, Dios te necesita fuerte, pero sobre todo valiente.