"Caía una asquerosa lluvia fina helada y me fui corriendo cuando él salía a toda velocidad de otro auto para ir también a la tienda. Llegamos juntos a la puerta y casi nos estrellamos. Nos miramos, él se quedó inmovilizado, con una sonrisa en la boca muy graciosa, después me dejo pasar. Dentro, recogí la primera bebida y lo lleve al mostrador, acerqué la mano a la otra y justo en el preciso momento en el que él retiró deprisa la suya para cederme el turno, mientras murmuraba algo que no entendí. Diez segundos después nuestras manos se volvieron a encontrar, esta vez alcanzando la otra bebida. Otra vez se cruzaron nuestras miradas e intercambiamos una sonrisa que se transformó en una risita nerviosa cuando fuimos a coger a la vez la última bebida. Me habría dado de bofetadas, de lo tonta que parecía.
Llegamos a la vez a la caja, él se apartó enseguida y me dijo: «¡Por favor, usted primero!». Yo me desternillaba de risa, pero al mismo tiempo me gustó tanta educación, un poco anticuada. Después me sujetó la puerta para que pasara y me puse roja como un tomate, salí corriendo intentando protegerme de la lluvia y eso fue todo. Esa fue la primera vez que nos vimos".
(Star-crossed lovers - Mikael Ollivier)