No consigo recuperar esta cuenta.
Hace casi diez años —impensable en ese momento llegar a tanto— que usaba esta cuenta.
Hoy, 10/09/2024, me enfrento a la asombrosa cantidad de informacion que me dejé: 0 publicaciones, 0 listas de lectura. Da miedo entrar en el pozo con libretas de aquellos años.
Encuentro a través de esta cuenta a quienes eran mis amigos —de ellos quedó solo uno—. Están ahí sus poemas, escritos desde las entrañas; ahí está quienes eran y lo que vivían.
Y yo también estoy, siempre tan escondida. Escondida incluso ante mí, ahora; una imagen tierna, pero impersonal y genérica.
Es frustrante el verla vacía.
Es frustrante verme recurrir al pasado una y otra vez. Busco una identidad definitiva y no la puedo encontrar más que en la tristeza máxima: el olvido.
Sigo teniendo todavía —especialmente estas últimas semanas— una relación turbia con la muerte, una relación turbia con la memoria. Aún así me busco en un atrás relativo y me veo escueta; casi inexistente. No solo me he olvidado de quién soy —en este vórtice oscuro—, sino también de quién fui. No sé en qué momento perdí esa identidad concreta, esas experiencias que me hacen ser ahora distinta yo.
Pero por encima de cualquier otra cosa, es precisamente en el empeño por esconderse, en el silencio forzoso, donde nos parecemos. Me veo tan poquita cosa, tan enferma...¿pensaré lo mismo de la yo de ahora, dentro de otros diez años?
En cualquier caso, publico esto, dejo el rastro para la Elena de 2034, a ver qué opina.
