Lectora compulsiva. (Intento de) escritora. Soñadora continua- y con un boleto gratis de ida y vuelta al país de las maravillas-. Dice y escribe lo que se pasa por la cabeza sin pensarlo mucho. Quizá si las formas-detallista hasta el límite- pero no la esencia. Defiende lo suyo a golpes si hace falta y no tolera al resto muy fácilmente. Es así, irritable con las cosas pequeñas, paciente en las grandes ocasiones. Y le gusta retratar sus sueños con tinta por miedo a que un día se le olviden.

Idolatra a un anciano profesor de Oxford que fumaba en pipa, y le daba por inventarse mágicas criaturas y anillos poderosos, que reflexionaba sobre el bien y el mal en el ser humano, y que creía que los medianos estaban destinados hacer mayores cosas que la gente grande. Le fascinan las capacidades de una madre inglesa preocupada por su hija y que, sentada en un café y con las deudas a medio pagar, ideó un mágico mundo para que niños con pelo desordenado y gafas redondas pudieran hacer volar plumas con su varita.

Admira a todo aquel que tenga algo que contar, por tonto que sea. Alguien que escriba trágicas novelas de amor o emocionantes relatos de aventuras, o que la lleve a mundos desconocidos y tenebrosos. Que puede que se llamen William, Jane, Bram o incluso Anne. A cualquiera que con su pluma le toque eso tan escondido que llaman corazón y le haga pensar que el sol puede salir entre las nubes.