La furia te ciega, te impide ver la verdad, te hace ser injusto cubriendo tu corazón con un velo de mentiras. La boca te sabe amarga y tan solo piensas en destruir.
¿Pero a quien destruyes realmente?
-Te destruyes a ti mismo, pues dejas de hacer aquello que te hace sentir bien, para dedicarte a aplacar esa ira creciente en tu interior.
¿Merece la pena? Eso eso depende de ti, no me toca a mi responder, puesto que no se la clase de iras que sientes. Tan solo te puedo decir, que la ira es fea y ensucia todo cuanto te rodea. Pues cuando le das rienda suelta, es incontrolable.