Este año cumplí 26, he logrado dejar la mayoría de las drogas o al menos he dejado de abusar de ellas, incluyendo el cigarrillo. No he tenido ayuda terapéutica de ningún tipo, ya que mis recursos siguen siendo limitados, pero todos los días avanzo. Han pasado casi un año desde que tomé la decisión de revertir todo el daño que me estaba haciendo: de otra manera seguro no iba a pasar de los 40, o si llegaba, llegaría enferma. ¿Me merezco yo eso? ¿Por qué de repente tengo la sensación de que debo elegir entre mi mamá y yo? Simplemente me enferma tenerla cerca, el estómago se me retuerce, llorando todo el tiempo.
Me elijo a mí, pero acepto que estoy resentida, tuve que diagnosticarme y tratarme los síntomas de EPT estrés postrauma, porque me di cuenta de que presentaba los síntomas. Casualmente aparecían siempre que me veía involucrada de nuevo con mi mamá.
La última vez caí como una imbécil. Me transfirió su culpa durante años para luego enterarme que lo que me temía resultaba ser cierto: es una narcisista encubierta en toda regla, y he pasado años comprobándolo, poniendo la piel intentando explicarme si fue normal todo lo que ella dijo que era normal. Comprobando una y otra vez que nunca dejó pensar mal de mí, que me considera menos que su hija. Que ha llegado a considerarme su enemiga.
La última vez que realmente me dejé de afectar fue hace unos cuatro días y finalmente estoy lista para poner límites estrictos. No me va a usar más, esta puerta está cerrada hasta que no me de lo que es justo: una disculpa, aunque lo dudo porque jamás lo ha hecho.
Esto es un desahogo explicito, pero corto. Si cuento lo que ha sido con detalles me sentiré muy mal, ya que aun así tengo conciencia de que es mi madre y siento la vergüenza que ella no es capaz de sentir.