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Cintia no dudó en beber todo el contenido de su copa de un solo sorbo. El líquido, aunque dulce, pasó con algo de dificultas por su garganta. Dennis la miraba sin comprender si realmente lo haría o solo quería dormir de una vez. Sin previo aviso ella se lanzó a sus labios y se fundieron en un beso poco apasionado. Él, para evitar caer puso una mano apoyada en la cama y con la otra aguantó la cintura de su esposa. El contacto de sus labios se hizo más profundo, más ardiente. Él no era de hierro, y su masculinidad lo sabía, Cintia era extremadamente hermosa, su cuerpo era perfecto para sus manos y que ella tomara la iniciativa de alguna manera había encendido una chispa de deseo en su interior. Ella por otro lado, solamente deseaba saber que se sentía ser mujer, deseaba conocer aquel tabú del que las señoritas tanto desconocian. Por lo que, en aquel momento, echarse para atrás no era una opción. La nueva Condesa con un rápido movimiento tomó su vestido y quitó la falda, quedando con el corsé y su ropa interior. La mirada de Dennis se desvió completamente a las piernas de su esposa. "¡Es guapísimal". El pobre muchacho debia reaccionar y terminar de desprender las prendas de la mujer que lo besaba con vehemencia. Con gran agilidad la posiciona debajo de él, no sin antes haber terminado de desabrochar su corsé. Dejando sus pechos libres. Eran del tamaño justo, cambian perfectamente en sus manos y aquello solo alimentaba su locura. Bajó una mano y la deslizó por la ropa interior de la chica que tenía las mejillas rojas a causa de la excitación y el deseo que poco a poco crecia dentro de ella.