Escribo para darle voz a lo que mi silencio no confiesa.
El mundo real me queda pequeño, así que me escondo en universos que invento.
Descubrí que las palabras saben a magia... y desde entonces no he sabido detenerme.
Tejo historias que duelen, que arden, que importan.
A veces terminan rotas, pero siempre dejan eco.
Bienvenido a mi caos dulce, oscuro y sagrado.