Creo en la magia, en la magia que existe en mi cielo y en mi tierra.
Creo en el amor, nacido de un compartir de objetos preciados
En miradas compartidas y en intercambios de flores y globos,
Y que también observé en el reflejo de un globo flotando en el aire.
Creo en los libros y en la inmortalidad que estos te proporcionan, en el olor que tienen cuando los abres por primera vez.
Creo en los viajes y en las culturas, que son mágicos momentos de encuentro con uno mismo.
Creo en la belleza que se encuentra en las cosas más sencillas
Y creo en estas como fantásticos copos de nieve en nuestra vida cargada de color.
Creo en el arte como todo aquello que llena nuestra heridas,
En la escultura y la arquitectura como la tercera dimensión de nuestro sentir
En la pintura y el dibujo, retratados con la sangre de nuestra alma
En el teatro como la escenificación de nuestro interior
En la música como la melodía de nuestras miradas y en la danza como en el ritmo de nuestros corazones
En la literatura como la medicina del alma y en el poder de la poesía sobre aquellos corazones atentos y sinceros
En la fotografía como la prueba de que el mundo no tiene una sola visión.
Creo en las imágenes.
Creo en el poder de la tinta y las palabras, también creo en las cartas.
Creo en las frases y que de ellas estamos compuestos.
Creo en los olores que remontan a recuerdos, personas y momentos.
Creo en las miradas, en su increíble poder y en todo lo que te pueden contar
En las que han sido compartidas en las noches de insomnio, en las que se encuentran tras ojos llorosos.
Creo en la naturaleza, la magnificencia y furia que tienen, y en su energía que sutilmente florece para salir a la luz.
Creo en la noche puesto que me ha brindado a la guardiana de mis secretos y a sus fieles hadas brillantes que cada noche nos acompañan.
Y, en fin, creo en la Luna porque sólo ella me conoce realmente.