«Un objeto no necesita ser grande para tener una gran masa.
Esa chica, tan pequeña como una violeta,
esa chica, a la deriva en el cielo como los pétalos de una flor,
me atrae a ella con la fuerza mayor que la que ejerce la tierra.
En un solo momento
me caí y rodé hacia ella si rima ni razón
como lo hizo la manzana de Newton
con un golpe
con un golpe-golpe
mi corazón salto desde los cielos hasta la tierra en un movimiento pendular vertiginoso
tal fue el momento cuando me enamore por primera vez.»