No lo dije pero el 27 de mayo, entre los apuntes de filosofía y literatura, terminé Bonitos Problemas...
Lo que empezó con tres usuarios petando a comentarios en un FanFic ha acabado siendo una de mis historias favoritas, que me transportan a la habitación azul, a Galicia, y me recuerdan tanto la disciplina que me otorgaba como la seguridad que me transmitía esta historia.
Es una historia que tenía muchas más ideas para continuarla, pero sinceramente, he preferido cortar por lo sano por diversos motivos:
La primera, que las ideas eran muy abstractas y complicadas de conexionar, además de que no conseguía salir del estancamiento para continuar ese salto temporal que pretendía.
La segunda, que ya no tengo trece años, y se dice pronto, pero cinco años después aunque le tengo cariño a los personajes, no consigo reconectar con ellos; editando y terminando me he sentido más como lectora que como escritora.
Y muchas más como que el punto donde me quedé era un final perfecto, porque es abierto (y mira que soy la primera que los odia) pero cierra todas las ramas que se han recorrido en la historia.
O que ya estoy pensando en lo siguiente, y tengo ideas y ganas de continuar. En parte, gracias a que ya me he quitado ese peso de encima, porque aunque parezca raro, a veces pensaba que no me podía morir porque no tenía terminado el libro.
Y finalmente, la más importante, se han quedado dos pedazos de libros, que tienen sus pros y sus contras pero son lo que he construido durante mi adolescencia, y siento que un gran paso de transición es cerrar esta etapa, y estar orgullosa del resultado final es lo mejor que me ha podido pasar.
Con esto y un bizcocho, que ganas de publicarlo todo (para lo impaciente que soy estoy teniendo demasiada paciencia, raro es que no haya subido todo de golpe).
Att, LisellIrene.