Volví a tirar mi comida en el recreo, cómo en estos dos últimos días. Cuando me di la vuelta, estaba el chico que me llamo foca. "Qué, ¿Tirando la comida para no engordar? Eso no te hará ser más flaca" acompañado de una risa. Mis ojos se llenaron de lágrimas, pero rápidamente me las seque, y me fui lejos de ahí.
Me encerre en el baño, cómo aquel día. De mi mochila saque una cuchilla pequeña, y me hice un pequeño corte. Luego otro, y otro más, así sucesivamente. Mientras me cortaba, lágrimas se escapaban al darme cuenta que el dolor proporcionado por la cuchilla rasurando mi piel no era nada con el dolor que sentía dentro. Mi dolor era mucho peor que el dolor que sentía de las cortadas. En serio odiaba darme cuenta que ya nada podría hacerme sentir peor de lo que ya estaba. Cada vez peor me sentía. Me sentía tan perdida, tan vacía. De la nada comencé a recordar cosas horribles que había vivido, cuando comencé a enfadarme y me comencé a cortar con más fuerza, de repente salió un gemido de mi boca por el dolor, entre en pánico ya que tenía unas horribles ganas de llorar, comencé a golpear las paredes, mis puños comenzaron a sangrar, todos los intentos de sentirme bien fueron en vano. Esta más que claro que haga lo que haga nada podrá superar el daño que me hace mi familia y las demás personas.
¡HORRIBLE!
