" Muichirō se acercó tranquilamente, con un dibujo arrugado.
“Dibujé esto. Creo que se parece a ustedes.”
Sanemi lo observó. Era un garabato con dos palitos tomados de la mano y un corazón torcido encima.
“…”
“Está bonito,” dijo Nali, sonriendo. “Gracias, Muichirō-kun.” "