Eleanor respiró hondo y dio el primer paso sobre el hielo. El frío le mordió los tobillos, el miedo le apretó el pecho. Sabía que todos la miraban. Esperaban verla fallar, temblar, huir.
Pero no lo haría.
No esta vez.
Cerró los ojos, sintió el eco de antiguas derrotas… y se impulsó. El giro la envolvió como un abrazo imposible. El miedo gritaba, pero ella también. No para callarlo, sino para bailar con él. Cuando abrió los ojos, Liam la miraba desde la orilla. Brittany tragaba en seco. Y el hielo, bajo sus pies, ya no parecía un enemigo.
Porque al fin, había decidido no huir más de su propio brillo.