Hoy me he reído tanto que me duele el rostro al volver a sonreír.
Cuando dejé de lado la tendencia de juzgar a los demás por su forma de comportarse y apariencia, lo cual, conllevaba a despreciar aquellos que consideraba y etiquetaba como ignorantes, infantiles, débiles, vagos, narcisistas, hipócritas, desesperados por atención e incluso feos y gordos; cuando me di cuenta que aquellos que consideré así destacaban en otros ámbitos, que no eran como los habia etiquetado, que eran agradables, empáticos, HUMANOS; comprendí que era una completa estúpida, encasillando a cada uno en un adjetivo. Me perdí tantos buenos recuerdos y amistades por esa ignorante forma de pensar. Aun así, agradezco haber reconocido y cambiado mi error. Ahora puedo reír sinceramente a su lado, ayudarnos mutuamente y conversar sobre cosas de la vida aunque tengamos ideologías contrarias.
No viva su vida amargamente, ¡no la convierta así! No cree barreras, abrase y esté dispuesto a convivir con posturas contrarias y diversas a la vuestra, es inevitable, pero bello a la vez, encontrarnos en la vida con diversidad de gente, igual que nosotros en complejidad.