Luis Cordoba

Te enamoras de nuevo, con el miedo constante de la complicidad. Cómplice de tus defectos, tus deseos, tus logros y tu alegría.

Entonces le juzgas, pidiendo un amor que ya su alma no alberga. Víctima de sus deseos, víctima de su lujuria y víctima de su soledad. 

Hoy es un día triste para mí, hoy recuerdo algo que quisiera olvidar. Pero cómo olvidar algo que está grabado en el alma, tal vez solo perdiendo esa misma alma. 

Entonces entendí que nuestros caminos estaban destinados a ser distintos. Espero encontrarte en otra vida, porque en esta yo ya no creo ni quiero la posibilidad. 

Por favor, sal de mi cabeza, aléjate de mis pensamientos. Te lo pido de rodillas Dios, alejala de mi, por favor, ya no quiero llorar, ya no quiero sufrir.

Digan lo que digan, jamás podré odiarte. Solamente estoy cansado de sonreír en un mundo como este.

Volví a caer.

Triste saber que te bloqueo por salud mental, porque tú recuerdo me trae llanto, confusión, dolor y angustia. Quisiera estar contigo, quisiera regresar pero... Tu recuerdo no me trae tranquilidad, una tranquilidad que en estos momentos necesito.

No entiendo porque rompes tu regla de contacto cera, pero así debía ser... Solo tú podías romper esa regla. 

Tal vez el secreto del amor sean dos dosis de soledad; la tuya y la mía.