Tengo sueños.
Miles de ellos, mientras descanso entre mullidas almohadas y suaves cobijas, mi mente no se detiene, crea arte. La mayoría de mis historias nacen en la profundidad del sueño, toman forma como sucios bocetos y al despertar los convierto en lienzos cargados de paisajes, así soy yo, así es Lulaheart, una mente creativa que sabe lo afortunada que es al tener esa ventaja.
A veces, sin embargo, la oscuridad me alcanza y nubla mi visión, entonces, el arte que brota de mí se torna trágico, desbordado por emociones crudas, me muevo por sentimientos, lo admito, y esa entrega absoluta es a la vez mi fuerza y mi debilidad, mancha la obra de dolor y no hay retorno, el drama queda plasmado, irreparable, repleto de agonía.
Mis obras están tejidas con traición, venganza, deseo, furia, son emociones intensas, humanas, como lo son mis personajes, tan reales que duelen, creo, con cierta certeza, que por cada historia que escribo, hay alguien allá afuera con esos mismos traumas y las mismas actitudes cuestionables, caminando inocentemente entre nosotros, sin saber que un pedazo suyo ya vive en mis páginas.
Y algún día, los voy a encontrar.