Me encontré a Tom mientras salía del hospital, él solo me abrazo…ya le habían dicho lo que sucedía con Tam, mejor dicho…lo que iba a suceder. Me dijo: -Sam, vamos a casa.
Yo solo lo mire, él me entendió y me llevo a casa, nos quedamos en la casa de él porque mi mamá no estaba, yo estaba un poco decaída…no sabía qué hacer, mi vida se estaba desvaneciendo poco a poco; Tam solo me llevo a su habitación y me dejo durmiendo allí, pero en realidad yo solo cerré los ojos y pensaba en muchas cosas, esas cosas me ponían peor.
La triste realidad es que dure así todo el tiempo que estuvo en coma Tam, la misma rutina de siempre, Tam queriéndome ayudar y yo no dejar que me ayudara… Era una persona inconsolable en ese momento.
Estaba durmiendo con Tom y de repente sonó el teléfono, Tam contesto, hablo y colgó.
-Sam…Tam despertó.
Yo sentí alegría y ya quería ir para allá, quería hablar con ella, me hacía mucha falta y también me entraron ganas de llorar…
Tam me llevo al hospital, me dejo entrar sola para poder hablar con ella, al verla me sentí mal… estaba muy mal, se veía así; me miro y me dijo:
-Sam, te extrañé.
Me entraron ganas de llorar, ese “te extrañé” termino de romper mi corazón…
-También te extrañé Tam.
La abrase y empecemos a llorar, estábamos rotas. En ese preciso instante entro el doctor y nos dijo que ella ya había sido dada de alta y que se podía ir con nosotros. Me sentí feliz.
