Yo estoy que lloro, de panita. Es que, coño, vengo en el carro pensando «no si, en la noche me pongo tranquilita a escribir» y ¡bum! Cuando llego a la casa mi mamá me dice: «la computadora no quiere arrancar».
Estoy que me arranco los pelos, nagueboná. Yo no pego ni una, vale