Bajo el manto oscuro de la noche, la joven deambulaba por las calles con el corazón cargado de tristeza. Cada paso la hundía más en la melancolía que arrastraba. Mirando hacia arriba, una sonrisa irónica escapó de su boca, la brillante luna se hacía hueco entre las abrumadoras nubes. 

"¿Te decepcioné, mamá?", susurró a la luna. "Me he equivocado tanto, ¿Estarías orgullosa de la persona en la que me he convertido?"

La luna, testigo silente, pareció acariciar su mejilla con su suave resplandor y respondió: " Siempre lo estaré, mi niña "

Y lanzando un beso al aire se marchó