Tengo ocho historias en edición que no me dejan en paz. Me gritan desde el rincón de mis borradores, me persiguen en sueños y hasta me susurran mientras intento escribir algo nuevo. No sé si alguien las va a leer, pero ellas insisten en salir, en estar en vitrina, terminadas, bien lindas, listas para exhibirse como si fueran obras maestras (aunque tengan capítulos escritos a las tres de la mañana con café y ansiedad).

Y yo, que siempre postergué las dietas, el gimnasio y hasta los empiezo el lunes;, decidí que esta vez sí. Esta vez voy a hacerles caso. Voy a ponerles punto final, aunque se me vaya el alma en cada palabra. Porque si algo merecen, es nacer completas.

Así que si estás leyendo esto, apoyame con una leídita aunque sea rápida, un par de votos o simplemente sabiendo que hay alguien del otro lado. Gracias por acompañarme en este pequeño caos creativo🫂