|M|O|M| Dio un poco de cambio para pagar un pequeño panecillo azucarado que simplemente deseo al pasar por la vitrina y oler aquel suave aroma a levadura. Su estómago seguía siendo un quisquilloso, si tan sólo Ghiaccio estuviera ahí. Volvió en sí al sentir el aire fresco al pasar por la puerta.
─ Di molto! Seguro será una exquisitez ¿No lo crees Ghiaccio?
Volteó su mirada a la izquierda esperando encontrar al de rizos azules, el vacío sólo le hizo empequeñecer su estómago aún más. Miró nuevamente aquel alimento horneado con pequeñas lágrimas en sus ojos, analizó cuánto extrañaba a todos y todo lo que daría por ellos.
Dio un mordisco insignificante, maravillado por el resabio dulce y la suavidad de este empezó a comer más y más.
─ ¡Está delicioso Ghia!¿Seguro que no quieres?
Extendió su mano con el pan al aire, bueno, casi, pues chocó con la mejilla de una joven. Carcajeó un par de risas con felicidad, mientras volvía a mirar a la rubia enfrente de él, ahora con más detenimiento.
Su semblante cambió a uno grave, acabó de comer pan y se dio la vuelta solemne, imperturbable mientras se alejaba intentando ignorar la inesperada aproximación.