MCHUZ_1104

El tiempo nunca se detiene, simplemente sigue infinitamente. Te caes, sientes que todo va más lento y que la vida se te va más rápido al mismo tiempo pero realmente nada cambia su rumbo. Duele, pero al darte cuenta de que no va a cambiar nada solo porque duela sigues y lo haces a un lado, porque al final el tiempo lo cura todo ¿no? 
          	
          	Continua ese ciclo donde caes, duele, lo ignoras, te levantas, sigues, caes, duele mucho, lo ignoras, te levantas, sigues y desde muy pequeña siempre creyó que el tiempo realmente iba a curar las heridas que se iban acumulando en su alma. 
          	
          	El alma no es un espacio infinito que puede auto sanarse o almacenar millones de heridas mal cerradas y eso lo aprendió cuando sintió esa presión en su pecho. Nuevamente había caído, dolía como no tienes idea, pero sus mecanismos de supervivencia le decían que tenía que levantarse para así seguir y lo hizo.
          	
          	Al levantarse se sintió liviana, como si estuviera vacía y hubiera soltado una gran carga; en ese momento se permitió mirar hacia atrás donde había caído y vió a una niña vestida con su traje de bailarina de balet, su cuerpo entero está cubierto de cicatrices abiertas y moretones. 
          	
          	Su mirada que había estado oculta entre sus rodillas subió hasta mis ojos al mismo tiempo que lágrimas rodaban por sus mejillas y deseó profundamente ayudarla, pero no supo cómo sanar aquellas profundas heridas.
          	
          	Se sentó junto a ella, miraron juntas un hermoso atardecer que se distinguía a lo lejos frente a ellas. Descubrió que esa pequeña aprendiz de bailarina necesitaba sanar para poder avanzar que su agresora debía ayudarla a sanar y aprender a dejar de ignorar las heridas que le hacían daño a esa pequeña criatura que solo tenía sueños y alegría disipados por el dolor y la tristeza que le había azotado por años a su alma inocente.

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El tiempo nunca se detiene, simplemente sigue infinitamente. Te caes, sientes que todo va más lento y que la vida se te va más rápido al mismo tiempo pero realmente nada cambia su rumbo. Duele, pero al darte cuenta de que no va a cambiar nada solo porque duela sigues y lo haces a un lado, porque al final el tiempo lo cura todo ¿no? 
          
          Continua ese ciclo donde caes, duele, lo ignoras, te levantas, sigues, caes, duele mucho, lo ignoras, te levantas, sigues y desde muy pequeña siempre creyó que el tiempo realmente iba a curar las heridas que se iban acumulando en su alma. 
          
          El alma no es un espacio infinito que puede auto sanarse o almacenar millones de heridas mal cerradas y eso lo aprendió cuando sintió esa presión en su pecho. Nuevamente había caído, dolía como no tienes idea, pero sus mecanismos de supervivencia le decían que tenía que levantarse para así seguir y lo hizo.
          
          Al levantarse se sintió liviana, como si estuviera vacía y hubiera soltado una gran carga; en ese momento se permitió mirar hacia atrás donde había caído y vió a una niña vestida con su traje de bailarina de balet, su cuerpo entero está cubierto de cicatrices abiertas y moretones. 
          
          Su mirada que había estado oculta entre sus rodillas subió hasta mis ojos al mismo tiempo que lágrimas rodaban por sus mejillas y deseó profundamente ayudarla, pero no supo cómo sanar aquellas profundas heridas.
          
          Se sentó junto a ella, miraron juntas un hermoso atardecer que se distinguía a lo lejos frente a ellas. Descubrió que esa pequeña aprendiz de bailarina necesitaba sanar para poder avanzar que su agresora debía ayudarla a sanar y aprender a dejar de ignorar las heridas que le hacían daño a esa pequeña criatura que solo tenía sueños y alegría disipados por el dolor y la tristeza que le había azotado por años a su alma inocente.

MCHUZ_1104

Un gélido viento se colaba por las rendijas de la enorme puerta incrustada en la muralla para recorrer cada instancia del castillo, recordando lo vacío que se sentía y el miedo que le provocaba abrir sus puertas para llenarse de amor y alegría nuevamente, pues la última vez sus mayores tesoros le fueron arrebatados sin previo aviso y a pesar de que ya no era aquel castillo deslumbrante que solía ser, sentía miedo de perder lo poco que quedaba de sí.
          
          Castillos cercanos le transmitían lo bueno que parecía ser unir fuerzas con otros y abrir sus puertas, pero no hacía mucho el inmenso castillo había intentado unir sus fuerzas, sin embargo sus propuestas fueron rechazadas. Un castillo, aliado desde hacía ya muchos años, había decidido abrir sus puertas por primera vez, nuestro castillo deseaba que todo saliera bien no obstante tristes noticias llegaron rápidamente, indicando que habían robado y dañado las instancias y tesoros de sus aliados; el castillo espero que cerrarán las puertas al igual que lo había hecho él, pero para su sorpresa esto no pasó, su viejo amigo había decidido seguir confiando en nuevas personas y arriesgarse. 
          
          El castillo que seguía parcialmente en ruinas se cuestionaba si era lo correcto dar paso a los visitantes que lo merodeaban o lo correcto era seguir aferrándose al miedo de seguir siendo dañado cada vez que abriera sus puertas. Nubes lloraban cada día sobre él, la nostalgia lo invadía a cada minuto, sus tesoros antiguos jamás volverían y el creador se los había robado para jamás devolverlos, jamás podría volver a entrañarlos como solía ¿Podrían nuevos tesoros y visitantes llenar de amor y alegría nuevamente el castillo? Era lo más probable, el castillo debe decidir pues aunque aún tiene a sus fieles visitantes, que nunca lo abandonan, ellos eran intermitentes y no podrían visitarlo siempre.
          
          ¿Qué quiere realmente el desolado castillo? ¿Está listo el castillo, son demasiado grandes sus grietas?