Ella era la típica chica correcta, estudiaba siempre, nunca desaprobaba, era la hija que todos querían, aplicada, no rompia las reglas, llegaba temprano a casa, no salia en los sábados por la noche. Hasta que se enamoró. Cambió de amigas, y dio un giro de 180°. El chico la ignoró, ella estaba haciendo todo lo que era parte él, pero seguía sin mirarla ni en lo más minimo.
Un día arta de todo se sento en un rincón de la escuela, ignorando las clases, estaba castigada ya por varias semanas pero habia dejado de importarle esa clase de cosas.
Él tampoco estaba en clases, él estaba justamente caminando por los pasillos, cuando la vio ahí sola jugando con una lapicera.
- Jane! - le dijo y ella levantó la cabeza extrañada
- ¿me hablas a mi? - preguntó desinteresa
- ¿a quién más? - le respondió él sentandose a su lado - ¿no se supone que estas en clases?
- Ja... -dijo con tono triste - tantas cosas se suponen
- ¿qué te paso? - le preguntó él, ella no entendió la pregunta - tu eras... eras perfecta Jane - su cara se ilumino - inteligente, linda, pero ahora...
- ¿ahora? - su corazón se detuvo un segundo
- Cambiaste, no eres la chica de la cual empezaba a tomar cariño