Malfurion Tempestira
El primero de los druidas 



El beneplácito de Cenarius, Señor del Bosque, ha convertido a Malfurion Tempestira en el arquetipo de lo que significa ser un druida. 


Con la orientación de Cenarius -el semidiós de la naturaleza y patrono de los druidas-, el venerable Malfurion Tempestira lleva milenios protegiendo a los elfos de la noche de los invasores demoníacos. Durante la Guerra de los Ancestros, Malfurion se encontraba entre quienes defendieron a todos los seres vivos de Azeroth contra la terrible Legión Ardiente, junto a su futura amante Tyrande Susurravientos y su hermano Illidan. Tras su victoria contra los demonios, Malfurion se encargó de que los elfos de la noche dejaran atrás los estragos de la Legión, instalándolos en un nuevo hogar cerca del Monte Hyjal y supervisando el crecimiento del Árbol del Mundo, Nordrassil. Ysera, Aspecto de los sueños, vinculó Nordrassil al Sueño Esmeralda -una representación de Azeroth sin guerras ni injerencias de seres sensibles-, permitiendo así el acceso de todos los druidas al reino, incluido Malfurion, quien junto a otros exploró el Sueño durante siglos. 

Tyrande me despertó para que ayudara una vez más a la resistencia contra la Legión durante la Tercera Guerra. Cuando regresé a si sueño, me enfrenté a mi némesis, el sátiro Xavius, quien intentaba corromper el Sueño Esmeralda desde dentro. Cuando Alamuerte descompuso el mundo y despertó la ira de los elementales durante el Cataclismo, me fui de la capital de los elfos de la noche, Darnassus, y congregé a mis camaradas druidas para salvar de nuevo Azeroth, creando un destacamento especial para detener la invasión encabezada por el despiadado Señor del Fuego Ragnaros. Tras la desaparición del Destructor, yo, desvelado al fin, volví a juntarme con Tyrande para dar apoyo a la campaña de la Alianza.