Mi inspiración siempre llega tarde, justo cuando cierras la puerta a tu espalda. Se me ocurren mil cosas que debería haberte dicho, todos los motivos que teníamos para luchar y una última razón para que te quedarás a mi lado, la de siempre, la que callo, la que se queda atrapada en mi garganta y nunca se verbaliza en mi boca. Que te quiero aunque sea por dentro y en silencio, pero tú eso ya lo sabías, mis ojos siempre me delataban cuando estábamos frente a frente. Pero a ti te ha dado igual. Tú ya habías cerrado esa puerta que tanto nos costó abrir.