Bienvenidos a mi reino, aunque no esperen concesiones.
Me llaman la Marquesa,  pero no por títulos heredados ni por lujos impuestos. Este nombre es mío porque lo he forjado con cada caída, con cada cicatriz, con cada paso dado sobre terrenos que muchos temen pisar. No me presento como alguien inalcanzable ni como un alma desprovista de humanidad, pero tampoco esperen debilidad. Soy fuerte no porque quiera serlo, sino porque la vida me obligó a serlo.Aquí encontrarán historias que no piden permiso para doler, personajes que no buscan ser comprendidos y emociones que arden sin pedir perdón. No escribo para endulzar realidades, sino para darles voz a aquellas que muchos prefieren ignorar.  

No busco la admiración ni la compasión, pero si han llegado hasta aquí, espero que encuentren en mis palabras un hogar, aunque sea en las sombras. Porque al final, todos cargamos nuestras propias tormentas, pero solo algunos saben danzar bajo la lluvia.  

Sean bienvenidos. Lean, sientan, juzguen si quieren... pero recuerden: La Marquesa no se inclina ante nadie.