Marspaguetti

Marspaguetti

Aunque mil y un caminos se desglosen en nuestros ojos, no hay salida en nuestro caso. Un momento nos encontramos bien, y otro momento, terriblemente mal, hasta al punto de destruir algún pilar cual tanto trabajo y dedicación costo en un tiempo pasado. 
          Me estoy tragando mi orgullo completamente a tal punto de escribir esta hipocresía, soy la típica hija mal agradecida con sus padres y sus profesores; Esa misma hija, la cual recibe sutiles regalos sin siquiera consultarlo con los mismos reyes, aquella que procura aparentar y sentirse feliz, con el propósito de no romper la cuerda floja cual están caminantes los tres pilares a punto de hacerse añicos por cualquier cosa diminuta, hasta un migajón más redondo que el modelo de un átomo, ni un buen científico hubiera formulado tan bien esta dicha teoría. 
          
          Con esta carta quiero pedir perdón a todos aquellos cuales les hice daño en algún momento remoto en mi camino. 
          Perdón, mamá, por hacerte llorar sin querer, y que algunos momentos de discusión te sacaba de quicio, cuando sin abrir mis ojos cegados de mentiras, podrias hasta dar tu propia vida a cambio de salvarme en una situación de peligro,  perdón por dejar de decir "Mamá" y "Papá" después de dos años de volverme adicta a un celular, perdón por aparentar ser una inútil miserable ante tus tristes ojos, perdón por aparentar ante Papá, que soy la peor Hija del Mundo. 
          Perdón por aparentar tener una personalidad Sarcástica, irritable, sólida y patética ante las personas en público y a Papá, perdón por creerme bailarina en los centros comerciales, y que podría llegar a bailar tal cual alguien quien llevaría mucha practica. 
          
          Perdón por escapar... 
          
          Pero creo que no pertenezco aquí. 
          Y tal vez el sombrerero tenga razón.

Marspaguetti

La melancolía me absorbe totalmente, llegando desde mis nervios cardinales hasta los vasos sanguíneos de mi corazón perdido. Una tarde estresante con gotas de lluvia tronar sobre la ventana cristalina de mis pupilas dilatadas. 
          Estoy totalmente asustada, el miedo me consume como un cigarrillo encendido y la radio permanente hasta el final. Mis lágrimas se vuelven cada vez más ácidas, si entre cada una se ubica un recuerdo empalagoso, desvaneciendose tal cual el humo del fuego acojedor, que, en algún momento remoto, este mismo comenzó a apagarse poco a poco, haciendose desaparecer alguna luz aparente en el mundo de fantasía donde me escondía.
          
          Una de las quintas partes, tiene una solución que conviene a un invernadero, las demás, se han roto sin siquiera existir en el universo real. Esta quinta parte, tiene la esperanza de que volverá algún protector de luz, algún rayo de ilusión, sentándose a nuestra derecha, tomando nuestro mentón suavemente, y abrazandonos con descuido, sin importar alguna bala de la verdad absoluta hacia nosotros, ya que, él, Protegería nuestra burbuja a punto de estallar. Eso no sería posible.