¿Qué puede escribir alguien sobre sí mismo en 2000 caracteres? Muchas cosas, es verdad. Ninguna muy diferente a la de los demás escritores. Todos viajan (o no), todos escriben, todos leen, varios trabajan en oficinas donde desempeñan tareas monótonas, rutinarias y aburridas; otros tantos (para no decir todos) ansían ser publicados. Claramente yo también podría hablar acerca de mis rutinas diarias, que se alternan en la nube de aburrimiento que supone ser un engranaje más, minúsculo del sistema: un trabajo fijo en un puesto administrativo en un ente público o la cursada de la carrera de Licenciatura en Letras. Podría mencionar el hecho de que escribo, lo que sería obvio porque de lo contrario no estaría acá; o el hecho de que me gusta leer, también parte de una obviedad. Preferiría contar o decir que soy un mago, o que soy un caballero también princesa. Una princesallero (perdón por la falta de concordancia en género) que combate dragones, escala montañas y entra en bosques tenebrosos en busca de su harén de caballeros. Pero no, no soy nada de eso, o sí, ¿quién sabe? ¿Ustedes, yo? ¿Qué define quiénes somos: lo que hacemos o lo que imaginamos?