Melanie Martinez

" Mason empezó a penetrarme de una manera sorprendentemente lenta,
            pero en un segundo cambió a un ritmo castigador, fuerte y que me
            presionaba la cara contra el sofá con cada movimiento. Pierce y Adam nos
            miraban y pude ver que sus miembros se endurecían de nuevo... y supe que
            esto estaba lejos de terminar, que había abierto una puerta a la oscuridad
            donde no había límites.
            Pierce se me acercó y se inclinó para darme un beso en la frente en el
            momento exacto en que Mason me daba una nalgada que ardió y quemó.Pierce me apartó el cabello de la cara mientras Adam me acariciaba la
            espalda.
            Habíamos pasado por tanto juntos. Estábamos rotos, pero de alguna
            forma, nos complementábamos en este desastre de amor insano, obsesión y
            deseo carnal que nos envolvía a los cuatro.
            Y todo había empezado aquella noche del asesinato, en la que había
            tomado mi desesperada decisión. 

" Y ese fue el
            detonante para llegar al punto máximo. Mis gemidos se volvieron más altos
            y desesperados...
            Pierce entraba y salía de mí, Mason me gruñía al oído y Adam alcanzó el
            clímax sobre mis pechos, y al notar el líquido caliente deslizándose por mi
            piel, exploté. El orgasmo me recorrió desde la punta de los pies hasta la
            cabeza, mientras cada nervio se electrificaba, ardía, vibraba de placer
            absoluto. Al mismo tiempo, Pierce gimió y gruñó, estremeciéndose,
            terminando dentro de mí. Luego descansó su frente sobre la mía y susurró
            en secreto:
            —Te quiero.
            Lo sabía y él también sabía que yo lo quería. Pierce salió de mí, pero
            apenas pude recuperar el aliento porque Mason me levantó y me empujó
            hasta que quedé sobre mis manos y rodillas en el sofá. Lo miré por encima
            del hombro.
            —Mason... —Mi voz era una mezcla de anhelo y saciedad.
            Él me agarró las manos, las unió sobre mi espalda, sin dejarme otra
            opción que recostar mi cara de lado. Sabía lo brusco que era, sabía que le
            gustaba tener el control absoluto, lo había vivido en el vestidor. Así que me
            rendí ante él, me excitaba hacerlo. Mason no tuvo que prepararme, ya
            estaba más que mojada, en especial después de que Pierce se corriera dentro
            de mí. 

" Adam se puso a nuestro lado de
            rodillas en el sofá, viéndolo todo y tocándose. Se quedó a la altura perfecta,
            así que me incliné hacia un lado y lo tomé en mi boca mientras Pierce
            seguía con sus movimientos bruscos y Mason me masajeaba los pechos, su
            pulgar e índice apretando esos dos puntos sensibles con experiencia. Era
            demasiado. Necesitaba que Pierce se moviera más despacio porque estaba a
            punto de explotar. Despegué la boca de Adam un momento, levanté la mano
            y la puse contra los abdominales de Pierce, rogándole con los ojos. Él
            sonrió con picardía.
            —¿Quieres más duro? —Sacudí la cabeza, pero sí, quería más.
            Él me apartó la mano y se agarró con tal fuerza de mis caderas que estaba
            segura de que me dejaría marcas. Entonces se movió aún más rápido,
            hundiéndose aún más en mí. Cerré los ojos, gimiendo, jadeando. Sentí algo
            duro y caliente contra mis pechos y, al abrir los ojos, vi a Adam
            masturbándose casi encima de mí. Estaba a punto de llegar, lo podía ver en la forma en la que se le contraían los músculos del abdomen.