MeloDilo7

Después de que la máscara se resquebrajara y cayera hecha pedazos al suelo, el aire pareció detenerse por un instante.
          	Mis ojos se encontraron con aquel rostro oculto, y un escalofrío recorrió mi espalda.
          	
          	—¿Tú…? —murmuré, casi sin darme cuenta.
          	
          	Era Filvis Challia.
          	No podía equivocarme.
          	La mejor amiga de uno de mis propios subordinados, la persona que jamás habría esperado encontrar aquí, bajo aquella fachada.
          	
          	Sus labios temblaron y, con un gesto desesperado, se cubrió el rostro con la mano, como si aún pudiera esconder lo que ya estaba perdido. Pero no importaba lo mucho que lo intentara: yo ya la había visto. Yo ya la había reconocido.
          	
          	Y entonces ocurrió.
          	Otra Filvis apareció, idéntica en cada rasgo, en cada detalle, como si la misma esencia.
          	
          	—…Magia —susurré, entornando los ojos.
          	Un hechizo que dividía el ser en mitades. Una habilidad que, al unirse, duplicaba la fuerza…  la concentraba en algo mucho más siniestro.
          	
          	Cuando ambas figuras se encontraron de nuevo, la presión en el ambiente se volvió sofocante. El aire ardía contra mis pulmones, y la piel de mis brazos se erizó bajo el peso de aquella presencia. Era como estar frente a un abismo que amenazaba con devorarme entero.
          	
          	Aun así, no me moví.
          	No pestañeé.

MeloDilo7

Después de que la máscara se resquebrajara y cayera hecha pedazos al suelo, el aire pareció detenerse por un instante.
          Mis ojos se encontraron con aquel rostro oculto, y un escalofrío recorrió mi espalda.
          
          —¿Tú…? —murmuré, casi sin darme cuenta.
          
          Era Filvis Challia.
          No podía equivocarme.
          La mejor amiga de uno de mis propios subordinados, la persona que jamás habría esperado encontrar aquí, bajo aquella fachada.
          
          Sus labios temblaron y, con un gesto desesperado, se cubrió el rostro con la mano, como si aún pudiera esconder lo que ya estaba perdido. Pero no importaba lo mucho que lo intentara: yo ya la había visto. Yo ya la había reconocido.
          
          Y entonces ocurrió.
          Otra Filvis apareció, idéntica en cada rasgo, en cada detalle, como si la misma esencia.
          
          —…Magia —susurré, entornando los ojos.
          Un hechizo que dividía el ser en mitades. Una habilidad que, al unirse, duplicaba la fuerza…  la concentraba en algo mucho más siniestro.
          
          Cuando ambas figuras se encontraron de nuevo, la presión en el ambiente se volvió sofocante. El aire ardía contra mis pulmones, y la piel de mis brazos se erizó bajo el peso de aquella presencia. Era como estar frente a un abismo que amenazaba con devorarme entero.
          
          Aun así, no me moví.
          No pestañeé.

MeloDilo7

Salí del cuarto de Freya.
          Mis pasos eran lentos, pesados, como si cada uno dejara una parte de mí detrás.
          
          Me dirigí a las escaleras, perdido en pensamientos.
          "¿Acaso todo fue una mentira?"
          Esa pregunta me quemaba por dentro. Pero… lo sentí tan real.
          Tan cálido. Tan dolorosamente real.
          No podía dejarlo ir. Me aferraría a esos recuerdos, aunque solo quedaran cenizas.
          
          Ya estaba cerca de las escaleras cuando algo me detuvo.
          
          Unas presencias.
          No amenazantes… al contrario, tranquilizadoras.
          Me quedé quieto, a unos pasos de la escalera.
          
          “¿Quiénes podrían ser?”, me pregunté en silencio.
          
          Y entonces las escuché.
          
          —Ya te dije, quiero visitar a Freya-sama —dijo una voz femenina, joven.
          
          —Hedin nos ha dicho que no nos retiremos de nuestros aposentos —respondió otra, un poco más seria.
          
          —Eso es cierto… pero ya leí todos los libros que nos llevaron.
          Y las vi cuando dieron la vuelta para subir hasta donde estaba yo.
          Yo solo las miré.
          
          Sus voces se desvanecieron por un momento.
          Y entonces, lo supe.
          Ellas dejaron de hablar…
          Y me vieron también.

MeloDilo7

Después de la cena, Line insistió en dormir con nosotros otra vez. Ryuu la miró con esa ceja arqueada suya —esa que anuncia una charla educativa inminente—, pero al final terminó cediendo. Como siempre.
          
          —Solo por esta noche —dijo, aunque los tres sabíamos que lo decía todas las noches.
          
          Line se acurrucó entre nosotros, bajo la manta que huele a madera y lavanda. Sus manitas rodeaban su peluche de conejo, y sus ojos todavía brillaban con la chispa del día.
          
          —Papá, ¿me cuentas una  historia heroica?
          
          —¿Una historia heroica?
          
          —Sí… una de esas de verdad… con héroes. Como tú.
          
          —Yo no soy un héroe.
          
          —Mamá dice que sí.
          
          Miré a Ryuu. Ella no dijo nada, pero sus ojos azul cielo me devolvieron una calidez silenciosa. Como si ya hubiera contado esa historia muchas veces cuando yo no estaba escuchando.
          
          Me acomodé contra el respaldo de madera, y acaricié suavemente el cabello de Line.
          
          —Está bien. Pero esta historia… solo funciona si cierras los ojos. ¿Puedes hacerlo?
          
          —¡Mmm…! ¡Sí!

MeloDilo7

En medio de aquella vasta sala silenciosa, solo dos figuras permanecían.
          Una de pie.
          La otra, de rodillas.
          
          Ambas compartían el mismo tono de cabello.
          La muchacha en pie —Alise— observaba con aparente indiferencia a la otra, que yacía de rodillas con una herida abierta en el pecho. La sangre se filtraba por los bordes de su ropa, tiñendo la tela con un tono oscuro y húmedo.
          
          —Hagan lo que quieran —murmuró Alise, sin emociones en su voz—. Por ahora, no vamos a intervenir.
          
          Sus palabras flotaron en el aire como cenizas, sin importar a quién fueran dirigidas.
          
          Revis, de rodillas, abrió los ojos con incredulidad. Su aliento tembló, pero su garganta no pudo emitir palabra alguna. El eco de lo dicho por Alise golpeaba su mente como si cada sílaba tuviera filo.
          
          No era lo que esperaba.
          No era lo que deseaba oír.
          
          Pero Alise ya no estaba mirando.
          Dio media vuelta, su capa ondeando con suavidad tras ella mientras comenzaba a alejarse, sus botas resonando con calma sobre el suelo de piedra. No volteó. No dudó.
          
          Dejó atrás a Revis.

ArielTempest7

@ MeloDilo7  ojito 
            
            Está muy god(⁠つ⁠✧⁠ω⁠✧⁠)⁠つ
Reply