Y es cierto. Que siempre llega alguien mejor, que hace en un pequeño lapso de tiempo lo que otras personas no, habiendo tenido de sobra. Que te abraza a ti y a tus heridas con ramas de espinas en ellas, sin importarle que estas puedan pincharle y que su ropa se empape de sangre. Que dibuja estrellas sobre tus cicatrices y acaricia las imborrables marcas hechas con hierro al rojo vivo. Y con un beso en la frente, esfuma tus miedos e inseguridades.