Lamento mucho que hayas pasado por un momento tan difícil. Se nota que has estado cargando con mucho y tomar la decisión de renunciar seguro no fue fácil, pero qué valiente que te hayas dado cuenta de que tu bienestar es lo más importante. A veces, cuando un trabajo que en un principio nos salvó se convierte en una carga, lo mejor que podemos hacer por nosotros mismos es soltarlo. No es rendirse, es elegirnos.
Espero que este cambio te ayude a sentirte mejor, que puedas darte el tiempo que necesitas para sanar y encontrar estabilidad. No tienes por qué llevar todo esto solo, y aunque a veces parezca que no hay con quién hablar, aquí estoy si alguna vez necesitas desahogarte. Sé que estos meses han sido duros, pero estoy segura de que poco a poco vas a salir adelante. Tómate tu tiempo, sé paciente contigo misma.
Te mando un abrazo grande y mucha fuerza. Dios te acompañe siempre.