¿Sabes ese momento en el que te despiertas y te das cuenta que has estado interpretando un personaje durante gran parte de tu vida?
Así era yo hace casi 10 años, cuando las creencias del inconsciente colectivo hacían mella en mi como en casi toda la sociedad.
Trabaja duro si quieres salir adelante.
Expresar los sentimientos te hace vulnerable.
¿Te suena?
Llegue un día que realmente me harté y toque fondo, vivía una situación autoimpuesta por mis creencias adquiridas y pase por un profundo periodo de tristeza, de vacío existencial.
   Para tocar las narices, empecé con dolor insoportable en la espalda, TACHÁN , una condición incurable ( in-curable = se cura desde dentro), una dorsalgia crónica que según los médicos nací con ella pero que no se había manifestado hasta ahora.
Eso me hundió, lo único que podían hacerme eran infiltraciones regulares, y ¡mira! en ese momento mi miedo a las agujas me llevó por buen camino, me puse a investigar método alternativos a mi condición y... ¡EUREKA! 
Encontré en internet algo llamado Reiki, una terapia energética que te ayuda a sanar.
No me hace falta decir que me empapé de todo lo que encontraba al respecto sobre sanaciones energéticas además de tomar la primera iniciación de muchas que vinieron después.
Ya no podía parar de investigar, estudiar y leer centenares de libros relacionados con la espiritualidad, métodos homeopáticos, metafísica, hooponopono y todo lo que se me pusiera por delante.
Desde ese día hasta hoy me he formado en un gran numero de terapias tanto energéticas, espirituales, enseñanzas de desarrollo personal, esotericas...
Despues de tanto tiempo, aun me quedan cosas que entender, sanar, aceptar y agradecer pero admito que nunca me he sentido más YO que desde el día que decidí seguir mi intuición y empecé a cumplir con mi cometido vocacional : Acompañar a otros en su búsqueda interior, compartir las herramientas adecuadas para crear la vida que merecen y ha encontrar la sanación dentro de ellos mismos.