Bienvenidos al paraíso. Todavía no lo sabéis, pero rozáis la eternidad. Lo hacéis cada vez que dejáis vuestra firma en la maravillosa obra del mundo. Cada vez que dibujáis, que rompéis, que habláis, que esculpís, que escribís. La vida os da la oportunidad de firmar la magnífica creación, la firma que como en el cuadro "El matrimonio Arnolfini" diga: "Yo estuve aquí".
Las palabras escritas encarnan realidades inabarcables, es el puro anhelo del hombre de ser eterno. Pero como ocurre con todo, también tienen su punto flaco. La expresión que dice "hablar es gratis" es una mentira muy cruel que algún listillo soltó aprovechando ese minuto de protagonismo. Y es mentira, porque no hay nada más caro que hablar. Conocemos el precio de todo y el valor de nada, como decía el guapo de Wilde.
Puedes cantar, aunque no se te dé bien, puedes pintar, correr, saltar, puedes callarte. Pero no maltrates las palabras, la más bella creación. Que si no hablan de verdad, son inútiles. Que si sirven para arrojar piedras, mejor utilices las manos.
- España
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