nadie entiende ni entenderá lo que es estar en mi mente, en mis zapatos, lo que es sentir lo que siento, entender lo que entiendo,
ni mi forma de ver la vida y lo que me rodea,
entender las experiencias que he vivido y mi realidad continua,
lo que deseo con todo mi corazón y lo que me disgusta desde el centro de mi entidad entera.
¿por qué entrar a esta mente deshecha cuya utilidad parece ser nula,
cuya existencia parece vacía, carente, inútil, irrelevante,
un desperdicio de carne, huesos y alma cuya luz no parece ver en sí misma?
¿por qué, al final, qué tiene de interesante estar vivo?
las noches de insomnio por algo emocionante, excitante, por remordimiento,
la caminata después de un día estresante,
saborear tu postre favorito y recordar ese día de infancia
que, por alguna extraña razón, quedó guardado en el rincón más pequeño de tu corazón,
vivir a través de otros, amar, perder, llorar,
entender que nada es para siempre,
y que hace cinco minutos tal vez fui otra, y mañana seré la misma.
que todo cambia, fluctúa, evoluciona, se queda, se va, te abraza, te grita,
lo intentas, te rindes, y todo sin aviso acaba.