_No intentes negarlo, Hinanmon. - le cortó Tai. - Viste mi debilidad e intentaste aprovecharte de ella. Me transformaste en niño para manipularme, me ofreciste una felicidad falsa, que sería el emperador, que todos me amarían y todo para que te abriera la puerta al mundo humano. Porque tu solo no puedes ¿verdad? No como los demás. Puedes abrir puertas, sin embargo no puedes cruzar al otro lado sin que alguien te lleve con él por eso creaste ese Koromon falso. Después solo tendrías que chasquear los dedos y el mundo humano sería tuyo. Nos matarías a todos sin dudarlo siquiera un segundo. ¿Estoy en lo correcto?
En el lugar solo se oía la respiración jadeante de Matt y el leve gemido que dio cuando el Digimon hundió más la punta de la lanza en su carne.
_ Me has pillado. Y yo que pensaba que te tenía totalmente bajo control, que mi mente no interfería con la tuya y en realidad han estado conectadas todo el tiempo... Como con este chico ¿verdad?
Apartó a Gabumon de Matt como si se tratara de una pulga molesta y enganchó a este del cabello tras sacar la lanza, retorciéndosela mientras lo hacía.
_Pensé que entendía a los humanos. Es curioso cuán equivocado puede estar uno ¿no es cierto? Te dejó de lado. Aún así, le cedes tu poder y le proteges.
Tai mantenía la mirada del Digimon con firmeza mientras Joe le daba instrucciones a Matt a voz en grito para que se presionara la herida.
_ He visto vuestra historia. Erais cómo el agua y el aceite, no os poníais de acuerdo en nada, siempre eran otros los que tenían que solucionar vuestras diferencias por vosotros. ¿Qué ha cambiado tanto para que ahora estemos en el punto en que él sea la cosa perfecta para chantajearte para que abras la puerta al mundo humano?
_No lo hagas, Tai. ¡Agh!
La sangre que manaba de su herida se cristalizó, clavándose en los alrededores de ella como pequeños puñales.
_¿Te he dicho que hablaras? Nadie te ha dado vela en este entierro, así que cierra la boca si no quieres que el tuyo se adelante.