“Fue el día que el mundo se derrumbó y tú me dijiste sonriendo: que aquello no eran ruinas, sino que el mundo se había rendido a mis pies.
Fue el día que me di cuenta que claro que el mundo seguía ahora que no estás tú, pero ahora no sé quién lo hace girar sino eres tú.
Fue el día que te escribí esto, un poema absurdo y sin sentido, porque el sentido a todo se lo dabas tú.”