Sostengo en mis brazos un cuerpo ligero con complejos pesados.
Sus labios no me sonríen como ayer, incluso su mirada es oscura hoy.
Con un suspiro siento su cuerpo temblar bajo mi tacto.
Me enfado conmigo mismo al dejar ver mi debilidad.
Comienzan gotas a descender por sus rojas mejillas.
Y mi motor de vida se desase dentro de mí.
Susurro palabras de amor en un intento de consuelo.
En respuesta su llanto crece.
Me dice que está bien, que sólo necesita tiempo.
Pero mi tiempo está a punto de terminarse.
Él lo comprende y me mira aterrorizado, sujetando mi camisa manchada de sangre.
Grita algo que soy incapaz de escuchar.
Me pierdo en la oscuridad anhelando ser amado.